Hay que aceptar siempre nuestra realidad, llegue como llegue, sea el momento que sea, pero hay que aceptarlo para poder entender el fluir de las cosas.
Todos en esta vida, venimos a cumplir una meta en común, ser buenos hijos, hermanos, esposos, padres y hasta buenos cristianos, en el tema de la religión. Aunque haya fallecido un familiar, si llorarle, pero no quedarse ahí y hecharse la culpa de algo que es una ley de la vida. Si caímos después de estar en la sima, simplemente es ver donde quedó el error y levantarse poco a poco en el trayecto, para volver a subir.
Hay que prepararnos para la tristeza, estando en oración con Dios, hay que prepararnos para una decepción amorosa, solo aceptando la decisión de la otra parte. Solo nosotros tenemos el poder de superar la realidad y no estancarnos en algo que nos hará daño.
Busquemos el amor, no de alguien más, sino un amor propio, personal, donde el objetivo principal sea luchar para uno y poder decir, soy el mejor del mundo para mi.
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