Cuándo éramos algo, la vida estaba repleta de amor y de confianza, donde la rutina solo era platicar y conocernos como persona, mirando las puesta de sol u observando películas donde al final eran analizadas para un bien común.
Cuándo éramos algo, se procuraba estar a tiempo, donde estar bien vestidos era hincapié de una cita y que cada sonrisa era de un chiste malo o el molestar con una acción o palabra que era chistosa.
Cuándo éramos algo, se veía la manera de aprovechar el tiempo, ir a correr, hacer ejercicio o simplemente leer un libro, donde ese momento era una envidia de quienes nos veían.
Cuándo éramos algo, la distancia no era impedimento para respetar, se procuraba verse aunque una vez a la semana, pero donde los ojos se miraban, reflejaban el amor que se tenía.
Cuándo éramos algo, el respeto y la confianza, estaba ligado con el amor, mostrando una miel de paz y de progreso para ambos, pero que se buscaba convertir a la realidad un futuro no lejano.
Simplemente cuándo éramos algo, nuestro camino estaba ligado a caminar juntos de la mano, viendo como el tiempo se nos hace corto.
Pero no olvidemos, que cuándo éramos algo, el odio y el rencor, era el hecho donde la gente, solamente se interponía para decir cosas negativas de la persona amada, para que no fueran felices y que las circunstancias fueran hacer daño.
Cuando éramos algo, nos amábamos tanto, que la vida misma se encargó de no terminar juntos.