Un día llega la calma, otro día está la tormenta, pero cuando solo se queda en tormenta se transforma en huracán.
Nadie puede juzgar a nadie, pues ninguna persona es perfecta, ni el propio sacerdote es perfecto, siempre tienen errores que ni ellos mismos saben aceptarlo.
Cuando uno está haciendo lo que le gusta hacer, simplemente actúa de una manera en lo cual se refleja en emoción, donde es ella está reflejada una sonrisa, una alegría que contagia a los demás, pero cuando a uno le quitan eso ¿donde queda esa felicidad?
Ahora uno que quiere ser feliz en la vida, uno que lucha por sus sueños, uno que realiza o hace lo que le gusta busca simplemente contemplar ese amor que tiene guardado, ese amor que está impregnado en el, ese amor que simplemente se refleja en acto, en acciones y en hechos que son alimentados por una persona que le hace sentir esas cuatro palabras.
Busquemos amor en tiempos de dolor, cuando regañen nuestros padres, recemos a Dios por la paz y ahí está el amor, cuando hay una lagrima por una persona sin querer ahí está el amor, cuando estamos tristes por acciones o palabras que nos lastimaron ahí hay amor. En todo lo que nos causa dolor hay amor, pero ¿como hacer que ese dolor se refleje en felicidad? ¿Donde queda la felicidad que se les fue robada por personas que realmente no sienten amor en su vida?
Alimentemos ese amor escondido de las personas que nos hacen daño, y así podremos decir que "Encontramos amor en tiempos de dolor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario