Uno camina cada día pensando que está viviendo su mejor
momento. Bebiendo alcohol, saliendo a
fiestas, tener muchas novias o novios, ser infiel, tener sexo, fumar, egoísta, etc.
Cada uno lo vive a su manera y busca lo mejor para uno mismo pero nunca para
los demás.
Aunque uno se encuentre en el camino sin pensarlo, decidiendo con quien salir, a quien darle su amor y con quien tener un buen sexo, siempre estará una persona indicada para reconstruir su camino en nombre del amor.
Ya habiéndola conocido, esa persona pura, sin malicia, con
valores y ética que ayuda a enderezar el camino de un pobre hombre que caminaba
por el mundo sin saber cual era su objetivo principal. Se conocieron, se
hicieron novios y al caminar empezaron las pruebas de su amor.
Cada palabra, cada latido, cada mirada, cada paso, cada
suspiro era su amor por esa persona que hizo que cambiara. Pero no cambió del
todo, existieron cambios sentimentales que el no sentía, que el no controlaba y
otros sentimientos que si sentía, que si controlaba que se fueron reforzando en
cada camino que cruzaban juntos.
Nadie dijo que el amor debe ser perfecto, y quien lo dijo
debe estar en un error. Para el amor siempre existirán tropiezos, ya sea grande
o pequeño que juntos solucionándolos se podrá corregir.
Pero un ejemplo es la entrevista de un periodista hacia una pareja
de 65 años de matrimonio que les preguntó “¿Cómo se arreglan para estar juntos?”
Y la anciana le respondió “Nacimos en un tiempo en que si algo se rompía, se
arreglaba, no se tiraba a la basura”.
Por eso, busquemos amor en tiempos de flaqueza, busquemos
amor en tiempos de dolor, busquemos amor en tiempos de soledad, busquemos amor
entre tú y yo.
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