domingo, 9 de febrero de 2014

Un camino

Caminar por el mismo puente todos los días razonables desde el 10 de diciembre, para llegar al centro de trabajo. Imaginar cada historia que se construye ahí, leer la palabra Te Amo Ricardo, grafiteado con todo el amor hacia esa persona que tanto amó, ama o es amado.

Caminar por ese puente, subiendo con cada paso su estructura ovalada que el pensar que ahí mismo se dieron ese beso de amor cada habitante enamorado de la vida compartida que desean tener.

Caminar ese puente que quizás uno decidió morir, porque nadie entiende lo que piensa, lo que anhela, lo que le amerita, lo que él desea.

Caminar ese puente largo que debajo de él se asemeja a esas lágrimas tiradas que de coraje e irresponsabilidad suelo sacar por las acciones que cometí y no quiero dejar de sentir. Amor por esa persona que es el nombre grafiteado en ese puente, ese puente que camino y me recuerda a él.

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